Qué escribir un domingo noche.
Para muchos empezar la semana es una tortura.
Para mí es una oportunidad para renacer, para volver a adaptarme a la rutina perdida en el fin de semana y que tanto me descentra, que tanto me desestabiliza mental y emocionalmente.
Como buen Piscis, a la mínima me pierdo y distraigo. Me entra la pereza y postergo. Por eso los límites son tan necesarios y me hacen tanto bien.
Me anclan a la vida cotidiana y me ayudan a materializar mi ser en este plano terrenal.
Me ayudan a cumplir objetivos, tan importantes para sentir que lo que vivo tiene cierto sentido.
Evidentemente estos objetivos tienen siempre que estar relacionados con dejar cierta huella espiritual aqui en la tierra.
Algún aprendizaje, arrojar algo de luz en los demás.
Cuando sigo estos patrones y veo que soy capaz de materializar cosas, es cuando más confianza tengo en mí mismo.
Pero cuando no me exijo ninguna rutina me pierdo, a menos de estar consciente de que quiero estar perdido, en ese estado.
Entonces disfruto del caos y de dejarme llevar.
De no juzgar el momento y de vivirlo plenamente.
Para mi cada domingo es una reflexión distinta, un renacer.
Es como si sintiera que los domingos son el precipicio.
Los domingos valoro como está mi vida.
Si estoy yendo por el camino corriente o tengo que empezar a corregir cosas.
Los domingos son sanadores, son mágicos.
Pueden ser tristes o alegres, pero nunca dejan indiferente.
Me gustan los domingos por eso.
0 comentarios